Aún con eso, bastaron algunos comentarios del doctor para tumbarle los ánimos.
Rompió a llorar en la cocina y todos tratamos de arroparla, pero la tristeza en su mirada hablaba de lo duros que han sido estos meses de medicamentos despiadados que no terminan de ahuyentar la sombra de la muerte. (Hay días en que sus ojos no pueden esconder la angustia).
Todos lo hemos sufrido, pero más ella, la incansable; la que siempre, a pesar del dolor, tiene ánimo para bromear y fuerzas para emprender nuevos proyectos.
Aún con el miedo y el dolor, también es cierto que ver la sonrisa de la catrina tan cerca de alguien a quien amas te hace entender todo con mayor claridad.
La muerte, aunque pavorosa, es la consejera más sabia cuando se trata de evaluar los propios actos.
- La muerte no es un enemigo, aunque así lo parezca.
- ¿Qué es entonces?
- La muerte es el único adversario que vale la pena. La muerte es quien nos reta y nosotros nacemos para aceptar ese reto.
- Si alguien me lo preguntara, diría que la vida es un reto, no la muerte.
- Como nadie te lo va a preguntar sería mejor que ni lo dijeras –replicó con una carcajada-. La vida es el proceso mediante el cual la muerte nos desafía. La muerte es la fuerza activa y la vida es sólo el medio, el ruedo, y en ese ruedo hay únicamente dos contrincantes: la muerte y uno mismo.
- Yo diría que nosotros, los seres humanos, somos los retadores.
- De ningún modo. Nosotros somos seres pasivos. Si nos movemos es debido a la presión de la muerte. La muerte marca el paso a nuestras acciones y sentimientos y nos empuja sin misericordia hasta que nos derrota y gana la contienda. O hasta que nosotros superamos todas las imposibilidades y derrotamos a la muerte.
La sola idea de que alguien tan cercano y amado está siendo retado por la muerte, es algo que te cambia la perspectiva por completo.
En mi caso me ha ayudado a centrar mis prioridades y a luchar cada día por hacerlas realidad.
Me ha dado, en medio del dolor, de la frustración y de la rabia, claridad y fuerza para buscar mi más alto anhelo, y a todos en la familia nos regaló una solidez impermeable a las estupideces.
Tengo la suerte, de que la mujer que amo, en la que empiezan y a donde desembocan todos mis anhelos, entiende mi sentir y con frecuencia me enseña a lidiar con el miedo y la desesperación. Ya anduvo ella por estos caminos y con generosidad, me comparte del conocimiento que le arrancó a las lágrimas y al desconsuelo.
Dicen que para morir nacimos, y más que un lugar común es un hecho consumado, pero esta noche quiero agradecer a la muerte que nos recuerde su presencia para que no perdamos el tiempo en estupideces, y que nos permita seguir compartiendo el maravilloso infortunio de la vida.
1 comentario:
Aunque la muerte es lo único seguro que tenemos, nunca se está preparado para morir.
Todavía es más difícil hacerse a la idea de que las personas que más amamos algún día perderán esa misma batalla y ni siquiera sabemos si serán ellos primero o nosotros.
Es cierto que cuando contemplas el mundo bajo esa perspectiva, el panorama es muy distinto y qué pena que sólo cuando las circunstancias nos arrojan a la pena y al dolor, nos acerquemos a comprender la fragilidad de nuestras vidas.
Entiendo tu angustia, tu desesperación y tu impotencia.
Una sola pregunta no ha dejado de vagar por mi mente desde aquél momento que cambió de tajo mi vida: ¿por qué él?
No hay respuestas, ni siquiera de consuelo.
Lo único que queda es ponerse de pie y armarse de entereza, fe y entusiasmo para tener algo que contagiar.
Tengo claro que, entre muchas otras cosas, tú eres mi fuerza y que con tu amor nada me falta.
Si te tengo, las alegrías son más y los sufrimientos se vuelven los menos.
Yo siento tu amor y estoy segura de que tú sientes el mío.
Ya verás que todo saldrá mejor de lo que esperamos.
Sabes que estoy contigo koala.
Te amo
Publicar un comentario